Si se es trabajador autónomo y se trabaja desde casa, pueden deducirse una serie de gastos en la declaración del IRPF. Estos son: impuestos locales relacionados con la vivienda como por ejemplo el IBI; gastos de comunidad de vecinos; seguro del domicilio; amortización de la vivienda si el autónomo factura menos de 600.000 euros y está en régimen de estimación directa simplificada y tiene un coeficiente de amortización máximo del seis por ciento anual; intereses por préstamos que constituyan financiación de la adquisición de la vivienda.
E-autónomos también advierte que otro tipos de gastos como luz, teléfono o agua son más difíciles de deducir pues no están relacionados con la titularidad y para poder deducirlos es necesario tener contadores por separado para la actividad y para su uso privado. Para conseguir que Hacienda también admita deducciones de bienes cuya utilización es para la actividad profesional como medios de locomoción, hay que demostrar que el vehículo es de uso exclusivo para la actividad, tema por otro lado bastante difícil de demostrar.
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