En el complejo mundo empresarial es importante dotar de personalidad a tu empresa para aportar un valor diferencial frente al resto. La personalidad otorga autenticidad y credibilidad, a la marca y, por lo tanto, la fidelidad de los clientes permanece e incluso aumenta. Este proceso de branding requiere de una creatividad importante, por lo que son muchos los empresarios que fracasan en el intento de crear una marca de éxito. La imagen es tan importante como toda la parte de números, porque dependerá precisamente de esta que tengas presencia en el mercado. Por lo tanto...
¿Qué debemos evitar en la estrategia de branding?
1) No ser analíticos: la mayor parte de las empresas piensan en su marca en términos de marketing o con el foco puesto en su eslogan o logotipo. Pero crear una identidad corporativa es algo más que pensar en cómo llamar la atención frente a la competencia. A la hora de empezar a pensar en una marca, esta debe ser dotada con unos principios básicos sólidos y que sea capaz de representar lo que su target espera de ella.
2) Abandonar la marca: especialmente en tiempos de inestabilidad económica, muchas compañías aprovechan para realizar cambios o alteraciones en su identidad. Este proceso suele llevarse a cabo de forma inadecuada, lo que provoca confusión en nuestros ya clientes. La regla de oro en esta línea es que cuando la empresa empieza a estar cansada de su logo y eslogan de siempre, se dé cuenta de que es el momento en el que realmente ha calado entre sus clientes.
3) Diversidad de gustos: ninguna marca puede gustar a todo el mundo. De ahí que cuando los gestores de un negocio se encuentren en una fase de bloqueo, la mejor opción es que se centren en lo que crean que más le gustará al público de su producto o servicio a nuestro nicho de mercado.
4) Desconocer quién se es: todo emprendedor debe ser consciente de lo que es y de lo que hace. De ahí que deba analizar sus debilidades de manera honesta y tener claras sus fortalezas.
5) Falta de compromiso: es un error muy habitual no entender la identidad corporativa como un todo que integra aspectos fundamentales de un negocio. De ahí que se deba estar 100% comprometido con la compañía que lo sustenta.
6) Entendimiento: la marca ha de ser inteligible para todo el mundo, tanto para los clientes a los que esta se dirige como a sus responsables. Y lo que es más importante: a los inversores que van a financiar el proyecto.
7) Plan de marketing: dentro de la fase de creación de identidad de una marca sus responsables deben pensar en un plan integral de marketing que ayude a darle visibilidad de la mejor forma posible.
8) Jergas: las empresas suelen utilizar su argot, lenguaje que en términos de branding, cosa que no beneficia a la compañía, sino al contrario, el mensaje será confuso para la audiencia a la que se dirige.
9) Diferenciarse: ser distintos a la competencia por el mero hecho de ser otra empresa no es hacer branding, al menos no lo es si queremos conseguir aumentar las ventas. De ahí que se deban realizar esfuerzos reales para diferenciarse de la competencia, no solo de imagen.
10) Finalizar el proceso: si se ha conseguido una marca de éxito, será el momento en el que se tiene que dejar de construir y empezar con su consolidación. En esta fase se vuelve fundamental monitorizar los resultados de la campaña para analizarlos, revisarlos y mejorar la estrategia de marca en caso de que algo falle.
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