El número de pensiones públicas que paga la Seguridad Social pasará de los actuales 9 millones a 15 millones en 2050, según previsiones oficiales. Este incremento no se verá acompañado de un aumento del número de personas que estará cotizando entonces para pagar esas pensiones, sino todo lo contrario. Las últimas proyecciones de población conocidas indican que en 2029 el 25% de los habitantes en España tendrá más de 65 años y en 2064 los ciudadanos que superen esa edad serán cuatro de cada diez. Esto queda muy lejos de un sistema de pensiones de reparto sostenible que exige, como mínimo, dos cotizantes por pensionista.
Esta situación fue la que llevó a la última reforma del sistema de pensiones de 2013 se crearan dos factores de ajuste del gasto. Por un lado, el factor de revalorización que liga la evolución de la actualización anual de las pensiones a la marcha de la economía y del número de cotizantes y, por otro, el factor de sostenibilidad. Este último recortará las nuevas pensiones que surjan a partir de 2019 en función de la esperanza de vida, a mayor esperanza, mayor recorte y viceversa.
Un trabajador que tenga hoy 45 años, y se jubile a los 65 años tras haber cotizado 35, con un salario anual de 32.000 euros, recibirá una pensión equivalente al 61,6% de su último salario. Esto ocurriría tras aplicar la última reforma de 2013, porque con la anterior de 2011 habría recibido el 70% de su último salario, por lo que este cambio normativo supone un recorte de un 9% en su pensión.
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