Las comisiones bancarias les cuesta 400 euros al año a los autónomos

Los autónomos, obligados a aceptar el pago con tarjeta.

Según un cómputo calculado por  la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), tan sólo las comisiones bancarias horadan la cuenta de resultados de estos negocios con unos 400 euros al año. 120 euros anuales en mantenimiento de TPV, de 30 a 70 euros por mantenimiento de cuenta, otro tanto por cada una de las tarjetas de crédito, débito, y lo que más cuesta, una media de 180 euros al año en transferencias bancarias.

Según la UATAE, la paralización del consumo, la grave crisis económica, y la competencia de las grandes empresas hace que los autónomos tengan que ser más competitivos, no puedan quedarse atrás, tengan que aceptar tarjeta de crédito a sus clientes, pagar a sus proveedores por transferencia en lugar de en efectivo, (además lo exige la Ley), y si el cliente lo reclama, tienen que darle facilidades a la hora de adquirir sus productos, ya que en el mercado se ofrece pagar de forma fraccionada, en varias veces.

En este contexto, UATAE ha alcanzado un acuerdo con CatalunyaCaixa según el cual, los autónomos pueden ahorrarse las comisiones por transferencias, ingreso de cheques, tarjetas y mantenimiento de cuenta que se puedan derivar de la operatoria bancaria básica que canalicen a través de la cuenta CX Negocios. Sólo con realizar un mínimo de 45 operaciones trimestrales, el cliente no paga las comisiones de todos estos servicios y cuenta también con el servicio de Banca por Internet totalmente gratuito para operar desde dispositivos móviles (teléfono, tableta u ordenador).

Además, CatalunyaCaixa ofrece gratuitamente el dispositivo para el cobro con tarjetas -TPV- pudiendo elegir, entre varios modelos, el que resulte más adecuado en función del tipo de negocio, con la única condición de facturar un mínimo de 1.000 euros trimestrales a través de él.

Todo ello con el asesoramiento de un gestor personal de CatalunyaCaixa que ofrece una atención personalizada, no sólo en la oficina bancaria, sino también allí donde el cliente prefiera, como por ejemplo en su lugar de trabajo.