Como consecuencia de las pocas solicitudes que se han detectado de empresas y autónomos de adscribirse al régimen del IVA de caja, se ha decidido ampliar el plazo hasta el próximo 31 de marzo. Según parece, tan sólo el 10 por ciento de este colectivo ha optado por esta modalidad, cuando paradójicamente era una reclamación histórica con el objetivo de no abonar a Hacienda el IVA de las facturas hasta que éstas no hubieran sido cobradas y de esta forma, contar con una mayor liquidez.
La causa de esta indecisión podría estar en las dudas e inseguridades no resueltas de este nuevo sistema, pero también es cierto, según denuncian estos colectivos, que ganar liquidez puede suponer perder clientes como las grandes empresas que corren el riesgo de verse “marginadas” a la hora de ser seleccionadas como proveedoras de éstas, por no poder desgravarse el IVA de sus facturas hasta que no las abonen. La polémica está servida.
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