El 2013 será un año más de recesión económica para el Estado, según ESADE, que prevé una caída de un punto de la economía española y que el
paro supere el 25%. El informe que ha presentado la escuela de negocios
advierte que los planes de austeridad a ultranza están resultando
contraproducentes y apuesta por políticas de expansión de los países
centrales porque sin crecimiento no se puede devolver la deuda. El
informe, dirigido por el profesor del Departamento de Economía de la Business School, Josep Manel Comajuncosa, también dice que si la
prima de riesgo no se reduce a niveles del 2010 el rescate será
imprescindible.
La desaceleración se situará en un -1 del PIB,
según el informe, que remarca que será el sexto año de crisis, y que
provocará más aumento del paro, que superará el 25%, el crecimiento
negativo del consumo y de la inversión privada. Así, no hay indicios de
crecimiento hasta el 2014.
Junto a España, no crecerán Portugal,
Eslovaquia, Chipre ni Grecia. En cambio, Alemania, Francia, Holanda,
Bélgica y Luxemburgo crecerán pero no más del 1%, reto que si
conseguirán Finlandia, Austria e Irlanda.
El informe indica que
la "austeridad a ultranza" está resultando contraproducente porque sin
crecimiento no se puede volver la deuda. Además, considera que los
programas de ayuda en Portugal y Grecia no están dando los resultados
deseados y existe un riesgo de expansión de estos problemas en España.
Los
economistas que ha participado advierten de la necesidad de políticas
expansivas propiciadas desde la Unión Europea, como hacer más graduales
los objetivos de déficit, y por parte de aquellos países en situación
más desfogada.
"Los países del centro con cuentas públicas
sostenibles tienen que impulsar sus economías con políticas fiscales
expansivas o aumentando salarios", dice Comajuncosa. En cambio, los
países periféricos tienen que continuar las políticas fiscales de
reajuste pero "flexibilizando los plazos".
Si la prima de
riesgo no vuelve a los niveles del 2010, el rescate será imprescindible,
pero el informe alerta que en ningún caso España puede aceptar más
ajustes, aunque sí más control.
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