Es una realidad, el Reino Unido ha decidido abandonar la Unión Europea. En cuanto se anunció la victoria del “sí” a la salida, las reacciones económicas fueron instantáneas: las principales plazas europeas han caído con mucha fuerza, el IBEX se ha dejado un 12,35% -la mayor caída de su historia- y la libra esterlina se ha depreciado más de un 10%, alcanzando niveles de 1985. Y como era previsible, David Cameron, hasta entonces Primer Ministro, ha dimitido.

Muchos vínculos comerciales
A lo largo de los últimos años, los vínculos comerciales entre España y el Reino Unido han vivido una época dorada. Reino Unido es el quinto mercado mundial para las empresas españolas, ya que supone un 7% del total de nuestras exportaciones anuales.
Esta floreciente relación bilateral no solo es comercial, sino también financiera. Tanto es así que el Reino Unido supone el principal destino para la inversión española, con alrededor de 48.000 millones de euros en 2015, un 14% de la inversión extranjera directa total (IED). Pero la relación es bidireccional, ya que las empresas británicas invirtieron en torno a 20.000 millones de euros en España, un 10% de su IED.
La depreciación de la libra, negativa para el turismo y las exportaciones
No olvidemos que el Reino Unido no cambió su moneda al entrar en la UE en 1973, sino que mantuvieron la libra esterlina. Uno de los efectos del Brexit ha sido la depreciación de la libra, que ha sido como un jarro de agua fría que tendrá efectos negativos sobre las exportaciones españolas.

Restricciones en la libre circulación
El trasiego de personas y empresas que viajan a Reino Unido en búsqueda de oportunidades laborales o de negocios es cada año más elevado. Sin embargo, a raíz del Brexit, la incertidumbre será la nota predominante hasta que se articule definitivamente cómo se realizará la salida de la Unión Europea.
Si finalmente como parece, el Reino Unido restringe la entrada de inmigrantes (verdadera razón de peso para votar por el Leave), los cambios regulatorios tendrán un enorme impacto en la libre circulación de personas, bienes y servicios, y sobre los derechos adquiridos como trabajadores en las islas británicas.
Esta profunda y singular relación entre nuestro país y el Reino Unido ayuda a entender por qué España fue el país más contrario al Brexit, y de por qué las empresas allí instaladas justificaban con tanta vehemencia la permanencia dentro de la Unión Europea. No sabemos qué nos deparará el futuro, pero lo más probable es que el Brexit tenga consecuencias más negativas que positivas sobre nuestras empresas.
Además, España sigue sin Gobierno, una situación que dificulta la estabilidad política y económica. Tras estas segundas elecciones, el futuro español sigue siendo incierto. El próximo gobierno tiene una gran responsabilidad para mantener vínculos con el Reino Unido para evitar que las inversiones bilaterales se anulen. Así como que los españoles que viven allí tengan que regresar por las dificultades en obtener el permiso de residencia. O que los ingleses que viven en territorio español regresen a su país de origen, en especial, a aquellos ciudadanos de Gibraltar.
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