
Las previsiones iniciales eran que al menos la mayoría de las 119.700 pequeñas empresas que trabajan habitualmente con las distintas administraciones públicas se dieran de alta en la nueva modalidad, que como gran ventaja permite retrasar el pago del IVA a Hacienda hasta cobrar la factura.
El sistema actual obliga a las empresas a pagar el IVA en cuanto emitan la factura con independencia de que la hayan cobrado. Según la Agencia Tributaria el nuevo régimen ha supuesto adelantar 32 millones de euros de las arcas públicas hasta junio, lejos de los 220 millones que estaban previstos inicialmente.
El sistema actual obliga a las empresas a pagar el IVA en cuanto emitan la factura con independencia de que la hayan cobrado. Según la Agencia Tributaria el nuevo régimen ha supuesto adelantar 32 millones de euros de las arcas públicas hasta junio, lejos de los 220 millones que estaban previstos inicialmente.
Los problemas de liquidez de la economía también han afectado a la implantación del sistema. El IVA de caja obliga a las empresas a pagar sus facturas antes de lo que venían haciendo en un momento en el que el crédito todavía es escaso. Como muchas sociedades aplazan pagos como forma para financiarse, rechazan acogerse a este régimen fiscal. Otro inconveniente es la necesidad que las empresas suscritas a este régimen tienen que llevar una contabilidad de caja paralela para que Hacienda pueda comprobar cuándo ingreso el pago de la factura.
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