
El informe reconoce que España se mantiene en un nivel de competitividad estable desde hace años y reconoce los esfuerzos emprendidos por las autoridades para contener el déficit presupuestario y mejorar la solidez del sistema financiero.
España debe aumentar las inversiones para mejorar tanto la investigación como el desarrollo y la innovación. Especialmente llamativo es el bajo rango de eficiencia gubernamental debido a su mala calificación en términos de corrupción.También destaca la dificultad para atraer y retener talento, y un mercado laboral excesivamente rígido.Según este índice el primer puesto lo ocupa Suiza, seguido de Estados Unidos y Singapur.
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