martes, 17 de marzo de 2015

EL HORARIO LABORAL DEBERÍA ADAPTARSE AL RELOJ INTERNO DE CADA PERSONA.

Horarios de trabajo más flexibles supondrían un aumento de los beneficios de la empresa.

El proceso de industrialización ha cambiado los hábitos de trabajo, y con ello, el de los transportes, el horario escolar… en que se ha ido estableciendo horarios fijos y precisos. Por ejemplo, en una cadena de montaje, es necesario que todos los operarios estén sincronizados. En 1880, el Gobierno Británico estipuló para todos el horario de Greenwich.

En la actualidad vivimos en un jet lag social

Hoy en día, el 80% de las personas necesitan un despertador para levantarse en los días laborales, la electricidad ha reducido nuestro vínculo con el sol. Este cambio de referencia ha causado que en muchos países industrializados la gente duerma dos horas menos que hace un siglo. Los horarios fijos tienen como consecuencia el jet lag social, en que las personas sufren esa sensación de sueño y desajuste de horarios sin necesidad de haber cogido un avión. El motivo de este fenómeno es porque los horarios de trabajo no corresponden con los del reloj biológico que todos llevamos dentro.

El reloj biológico es personal

Aproximadamente el 20% de la población tendría un horario natural matutino, el 20% sería vespertino, y el 60% se situaría entre los dos extremos. No obstante, estas tendencias varían en función de la edad. En general, los niños y los mayores suelen ser más matutinos, en cambio, adolescentes y jóvenes tienden a ser vespertinos.

 En general, la sociedad industrial favorece aquéllos que madrugan. Varios estudios estudian la influencia del jet lag social en distintas tareas que implican un control del comportamiento, y es que el ajuste entre el reloj natural y el horario laboral no sólo influye en la calidad del sueño sino también en procesos cognitivos como los necesarios para la conducción o en la inhibición de respuestas que no son adecuadas.

Till Roenneberg de la Universidad de Munich, publicó un estudio en el que se mostraba que las personas con mayor desajuste entre su reloj biológico interno y su actividad social, tienen un mayor riesgo de obesidad: Por cada hora de diferencia entre la zona horaria y la biológica se incrementaba un 33% la probabilidad de ser obeso.

Se apuesta por introducir horarios laborales más flexibles

Roenneberg también afirma que crear unos horarios de trabajo más flexibles proporcionaría beneficios para los trabajadores y su salud, como para las empresas y su productividad. Hay que saber que el sueño tiene implicaciones importantes no sólo en la salud física, sino también en el estado de ánimo, el estrés, relaciones sociales, etc. Estos cambios de horarios también resultarían positivos en los centros de enseñanza. Los adolescentes suelen ser más activos durante la tarde.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/03/12/ciencia/1426183870_758702.html

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